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La gente como
nosotros no
tiene miedo
de
Shani Boianjiu.
Ha sido traducida
a 23 idiomas y en
ella la joven autora
con talento para la
representación de
la realidad muestra
de la mano de tres
amigas la situa-
ción de las fuer-
zas armadas de
su país —un tema
de gran actualidad
y controversia—
con total crudeza,
sin enmascarar la
realidad ni embe-
llecerla.
1948
de Yoram
Kaniuk
, retoma el
tema de su partici-
pación en la Guerra
de la Independencia
(para los israelíes) y
Nakba /Catástrofe
(para los palestinos),
esta vez en forma de
novela, con la clara
conciencia de afron-
tar cuestiones atem-
porales que han pre-
ocupado a los judíos
desde el inicio de la
diáspora. Su obra,
muy comprometida,
fue traducida a 25
lenguas y ha mereci-
do numerosos galar-
dones dentro y fuera
de Israel.
Flores de sombra
de Aha-
ron Appelfeld
, que sobrevivió
a la experiencia de los campos
de concentración nazi y en esta
novela —como casi toda su ex-
tensa obra narrativa— profun-
diza en esa dura niñez y en la
tragedia de la Segunda Guerra
Mundial. Flores de sombra es un
ejemplo nítido de entendimiento,
y otra vuelta de tuerca a las mi-
les de historias que tuvieron lu-
gar en los años del holocausto.
Conocer a unamujer
de Amos
Oz, “La voz de la conciencia
de Israel”
escribió esta novela a
finales de los ochenta. Yoel Raviv,
el protagonista, decide dejar su
empleo como agente del Mossad
después de la trágica muerte de
su esposa Ivriya. A partir de en-
tonces empieza a descubrir que
no conocía, en verdad, a su mu-
jer. Amos Oz trata de explicar la
realidad de los entresijos de las
relaciones interpersonales y de
uno consigo mismo.
Asesinato en el corazón
de Jerusalén
de Batya Gur
,
pertenece a esa generación de
autores de novela negra me-
diterránea que garantiza a los
lectores el disfrute total de sus
historias, ambientadas todas en
Jerusalén. La media docena de
novelas policiales que, a partir
de 1988, escribió con Michael
Ohayon como protagonista, son
un estupendo retrato de este
país contradictorio.
ISRAEL