Millones de habitantes de Nueva York quedaron varados el 20 de diciembre debido a una huelga del transporte público que sembró el caos en esta ciudad, considerada por muchos el centro financiero y cultural del mundo.
Los habitantes caminaron, patinaron, montaron bicicletas o compartieron vehículos a fin de llegar a sus lugares de trabajo luego que autobuses y trenes subterráneos dejaron de funcionar alrededor de las tres de la madrugada.
El alcalde Michael Bloomberg, según el cual el paro del transporte puede costar a la ciudad unos 400 millones de dólares diarios, se unió a miles de peatones que iban a sus trabajos en medio del frío invernal.
El sindicato de los transportistas se fue a la huelga luego que fracasaran las negociaciones con la Autoridad Metropolitana del Transporte (MTA) sobre salarios y beneficios.
Las autoridades comenzaron a clausurar molinetes y a cerrar entradas a los subterráneos luego de decidirse la huelga.
Anunciaron asimismo que llevarán al sindicato a los tribunales a fin de obligarlo a pagar millonarias multas. El sistema de transporte neoyorquino, el más grande del país, mueve a cerca de siete millones de pasajeros diarios.
Los taxis aceptaban varios pasajeros con destinos distintos y ocurrieron enormes embotellamientos de tránsito, pues la policía impedía el paso de vehículos que no estuvieran compartidos.
En las calles, trabajadores de la red de transporte marchaban con carteles que decían: «Somos los que movemos a Nueva York. ¡Exigimos respeto!»
El sindicato se declaró en huelga a las tres de la mañana cuando fracasaron las negociaciones con la autoridad de transporte. El presidente del sindicato, Roger Toussaint, dijo que la junta directiva de la agrupación había votado por abrumadora mayoría a favor de irse a la huelga.
«Ésta es una lucha por la dignidad de nuestro trabajo, algo que es totalmente ajeno a la MTA», dijo Toussaint. «Los trabajadores del sistema de transporte están hartos de ser abusados y despreciados».
El presidente de la MTA, Peter Kalikow, calificó la huelga como «una bofetada» a los neoyorquinos e indicó que los abogados del gobierno municipal se presentarán ante las cortes de inmediato, en un intento de impedir el paro por medio de las autoridades judiciales.
Es ilegal que los trabajadores del transporte vayan a la huelga en Nueva York, sostuvo. Los 33 mil miembros del sindicato enfrentan fuertes sanciones económicas y sus directivos el inmediato encarcelamiento, añadió.
Es la primera huelga del transporte en Nueva York desde abril de 1980, cuando se registró un paro de 11 días de duración. El anterior a ése tuvo lugar en 1966.
Revista Protocolo