Opinión de:

Cataluña celebra en México el bicentenario del natalicio de Jaume Nunó

La Delegación de Cataluña en México, a cargo de Lleïr Daban, rindió homenaje a Jaime Nunó en el bicentenario de su natalicio

Músico de origen catalán y autor de la música del Himno Nacional Mexicano, que ha sido traducido a varias lenguas entre ellas: otomí, mazateco, chinanteco, maya, mixteco, náhuatl y huasteco

Eunice María Castillo Espinosa de los Monteros de Vernis

Ciudad de México, 24 de septiembre de 2024.— Recientemente, la Delegación del Gobierno de Cataluña en México llevó a cabo una ceremonia con motivo del bicentenario del natalicio de Jaime Nunó, músico de origen catalán y autor de la música del Himno Nacional Mexicano. La ofrenda floral fue colocada en la tumba del compositor Jaime Nunó Roca, ubicada en la Rotonda de las Personas Ilustres en el Panteón Civil de Dolores de la Ciudad de México en donde fue montada una guardia de honor encabezada por Lleïr Daban, titular de la Delegación de Cataluña en México, le acompañaron el Dr. Cristian Cantón, biógrafo de Jaime Nunó; Marc Herraiz, responsable de Cultura de la Delegación de Cataluña en México; Patricia Fuentes, vocal de la Fundación de Amigos del Conservatorio; Silvia Navarrete, directora del Conservatorio Nacional de Música, y Joan Úrsul, miembro del Orfeó Català de Mèxic.

Entre las actividades realizadas como parte de las festividades del bicentenario del natalicio de Jaime Nunó la Delegación de Cataluña en México presentó un concierto homenaje con la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Nacional de Música (CNM); sumado a lo anterior, en el Auditorio “Silvestre Revueltas” del mismo Conservatorio fueron presentadas obras corales inéditas, coros infantiles por solistas ensamble de Bellas Artes y la Orquesta Sinfónica del CNM. Asimismo, del 9 de septiembre al 2 de noviembre del presente año se lleva a cabo una exposición retrospectiva denominada “Jaume Nunó, ilustre entre los ilustres catalanes” en el Museo de la Cancillería ubicado en República de El Salvador 47, de la alcaldía Cuauhtémoc en la Ciudad de México.

Por cierto, con relación a la reciente visita que hiciera el biógrafo Dr. Cristian Cantón, hemos de recordar aquí, que el doctor Cantón publicó el libro Más allá del Himno Nacional en septiembre del año 2012, en el que el biógrafo describe a Jaime Nunó: “Era un hombre de oficio, tenía gran versatilidad, era un buen artesano en su campo”. Este libro es un compendio de 15 obras inéditas del compositor Jaime Nunó, y dicha publicación se realizó con el apoyo del INBAL, en el anterior Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.

El libro de referencia contiene obras seculares para canto y piano, obras para piano, obras seculares para coro y obras sacras para coro, en 115 páginas se registraron las 15 piezas, entre estas el Himno Nacional, que dan muestra del talento del compositor Jaime Nunó.

Derivado de lo anterior y remontándonos en el espacio–tiempo, tenemos que Jaime Nunó Roca fue un director de orquesta y director de óperas, compositor y concertista de origen catalán, quien musicalizó las estrofas que escribió Francisco González Bocanegra, autor de la letra del Himno Nacional Mexicano.

Francisco González Bocanegra fue un dramaturgo, orador, poeta lírico, crítico teatral y articulista mexicano nacido en San Luis Potosí el 8 de enero también en el año de 1824 y fallecido a los 37 años en la Ciudad de México el 11 de abril de 1861.

Al igual que a Francisco González Bocanegra, a Jaime Nunó se le considera una persona eminente en la historia de México, por lo que en el año de 1942, sus restos mortales fueron trasladados de Buffalo, Nueva York, Estados Unidos, a México colocándosele en la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón Civil de Dolores en la Ciudad de México. Ambos están sepultados uno junto al otro.

El nombre de pila de Jaime Nunó se escribe Jaume en catalán, Jaime Nunó Roca, nació el 8 de septiembre de 1824 en San Joan de les Abadesses y falleció a los 84 años el 18 de Julio de 1908 en Nueva York, Estados Unidos; sus padres fueron Francisco Nunó y Magdalena Roca; su familia era de condición sencilla y él era el más pequeño de siete hermanos. Su hermano Juan era organista, y fue quien le enseño las bases de la música y por razón de que a temprana edad perdió a sus padres, a los nueve años fue adoptado por su tío Bernardo, quien fomentó en él sus habilidades musicales, esta característica y el apoyo de su familia dieron por resultado que fuera admitido en el Coro de la Catedral de Barcelona, en donde se convirtió en solista.

Durante siete años cantó y tocó el órgano, y cuando por razón natural su voz cambió definitivamente, fue becado para estudiar en Italia, bajo la observación del maestro Saverio Mercadente, al concluir sus estudios regresó a Barcelona. El joven Nunó compuso numerosos valses, arias, misas y piezas de baile. Al poco tiempo de haber retornado a su patria, en 1851 fue nombrado director de la Banda del Regimiento de la Reina, esta fue una nueva y evolutiva etapa, en la que le encomendaron organizar bandas militares regionales en Cuba, que en aquel entonces formaba parte de España.

Durante su estancia en Cuba, hizo amistad con el gobernador y capitán general de Cuba, don Manuel Concha, y ahí conoció además al general mexicano Antonio López de Santa Anna, quien, al regresar a México para hacerse cargo por última vez de la presidencia de México, invitó a Jaime Nunó y en 1853 lo nombró director general de bandas militares con el grado de capitán de infantería de la milicia activa.

Miguel Lerdo de Tejada, en su calidad de oficial mayor del Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio, en 1853 convocó a un concurso para componer la música del Himno Nacional, cuya letra había sido seleccionada con anterioridad, siendo el autor el poeta mexicano Francisco González Bocanegra.

Esta convocatoria resaltaba que las partituras debían escribirse con estrictas normas musicales por lo que Jaime Nunó en los 70 días que marcaba la convocatoria, compuso la motivante y enérgica música que acompañaría las patrióticas estrofas escritas por González Bocanegra, que en conjunto dieron por resultado nuestro glorioso Himno Nacional Mexicano.

El tenor Lorenzo Salvi y la soprano Caudina Florentini, acompañados por los coros y la orquesta de la Gran Compañía de Ópera italiana y bajo la dirección del maestro Vitessiri fueron los encargados de interpretar por primera vez el Himno Nacional Mexicano el 15 de septiembre de 1854 en el Teatro Santa Anna, hoy Teatro de la República, en la Ciudad de México.

El 20 de octubre de 1943 el presidente mexicano (1940 – 1946) Manuel Ávila Camacho expidió el decreto que establece la versión oficial del Himno Nacional Mexicano.

En la actualidad las características y uso del Himno Nacional Mexicano son regulados por la Secretaría de Gobernación con base en la Ley sobre el Escudo, la Bandera e Himno Nacionales, en sus artículos 1º, 4º, capítulo V, de los artículos 34 a 49, y el capítulo especial de los artículos 57 a 60, se menciona que el texto del himno y partitura de la música se encuentran autentificados por firma de los titulares de los poderes federales, en una copia triple las cuales están depositadas para su resguardo en el Archivo General de la Nación, en la Biblioteca Nacional y en el Museo Nacional de Historia.

El Himno Nacional Mexicano tiene las siguientes características musicales: La partitura del himno está compuesta por dos partes, una para el estribillo y otra para las estrofas, y su forma de interpretación es: estribillo, estrofa I, estribillo, estrofa II, estribillo, estrofa III, estribillo, estrofa IV, estribillo.

Nuestro himno, es un poema lírico, enaltece la defensa de la patria y el territorio nacional. En el artículo 42 de la Ley sobre el Escudo, la bandera y el Himno nacionales se menciona que: El himno solo se ejecutará total o parcialmente en actos solemnes de carácter oficial, cívico, cultural, escolar y deportivos. En eventos públicos solo se cantan el coro y la primera estrofa, en su versión original tiene diez estrofas que narran episodios históricos de México y se debe interpretar de manera respetuosa y con solemnidad, asumiendo la posición de firmes y en caso de que existan varones deben tener la cabeza descubierta, salvedad que se hace con militares que disponen de un ceremonial propio.

Fotografía: Eunice María Castillo Espinosa de los Monteros de Vernis

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